Egan Bernal: el ciclista que cumplió el sueño para Colombia


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Hace un año, Egan Bernal ganó el Tour de Francia. Aún resulta increíble y abrumador decirlo: se trata de la hazaña deportiva más grande en la historia de Colombia, sin duda. Una que se buscó por décadas y que había sido esquiva para grandes pedalistas como Fabio Parra, Lucho Herrera y Nairo Quintana, quien sigue en la batalla por vestirse de amarillo.

Egan, quien nació en Zipaquirá, un municipio cercano a Bogotá conocido por la mina de sal, emergió como la gran promesa para Colombia en la carrera. Le cumplió al país y superó las expectativas de quienes creen en proezas heroicas.

Compitiendo y aprendiendo en el equipo Ineos al lado de imponentes campeones, como Chris Froome, quien no corrió el Tour por lesión, y Geraint Thomas, quien iba a la competencia como capo del equipo Ineos, queriendo repetir título, Egan forjó su idea de coronarse como el mejor y obtuvo la jerarquía precisa para lucir como favorito al título.

Aunque la victoria del Tour de Francia que nos regaló Egan Bernal podría ser una de esas historias que nos gustan de David y Golliat, del pequeño venciendo al más grande e imponiéndose sobre las figuras, él nunca estuvo por debajo de nadie. Venía de ganar todo lo que había corrido en ese año, de superar una terrible lesión que lo apartó del Giro De Italia y de demostrar, con creces, que lo tenía todo para imponerse en la carrera más importante del ciclismo.

Así llevó la carrera, con inteligencia: trabajando fuerte al lado de sus compañeros durante todo el Tour, demostrando entereza, paciencia y ganas, aún en los momentos difíciles. Cuando llegó el momento de arrebatarle a Julian Alaphilippe el liderato que había ostentado la mayor parte del tour, Egan sacó todo el poder de los escarabajos.

La etapa 19, interrumpida por escombros en la vía y mal tiempo, fue la que le puso a Egan a vestir de amarillo. Si la carrera no hubiera parado, la ventaja para el colombiano habría sido larguísima, pero con el tiempo que llevaba, le bastó para ganar la carrera y demostrarle al mundo su potencial de campeón, ese que lo impulsó al podió, dos días después en Paris.

Ver a un colombiano entonar el himno en el podio, en lo más alto de la histórica carrera que millones siguen con entusiamo, que hace vibrar cada año a miles de colombianos y nos ilusiona con grandes proezas, fue el sueño cumplido de todos los que sueñan y pelean por estar en lo más alto, sin importar la competencia feroz con la que reta el destino o la adversidad que nos acompaña, que nos trata de tumbar de la bici o nos arrebata la energía en la carrera de la vida.

Hace un año, Colombia cumplió un sueño, de la mano de Egan Bernal. Un día amarillo de felicidad, ese 28 de julio de 2019, que no se olvidará, al ser uno de esos momentos en el que nuestro país se aparta de todos los problemas que lo agobian y se sube al podio, junto al ciclista, para sonreír con él.

Gracias, Egan Bernal, por ese día y por todos los que vendrán de gloria y triunfos para Colombia, representados en los pedalazos de un escarabajo, que hablan por todos los que han luchado fielmente, sin rendirse, por conquistar la gloria.

JUAN DAVID CORTÉS L.