“Esta sociedad no está destinada a odiarse”: María José Pizarro


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María José Pizarro fue una de las invitadas al ‘Foro Paz 360: De Viva Voz’, en el que conversó con el sacerdote Antún Ramos, párroco de la iglesia de Bojayá que fue atacada en 2002 durante una confrontación entre paramilitares y guerrilleros de las Farc.

 

Pizarro, quien dice no sentirse como una víctima, aseguró que debió exiliarse en el año 2002 y que ha dedicado más de la mitad de su vida a reivindicar la figura de su padre, Carlos Pizarro, máximo líder del M-19, asesinado el 26 de abril de 1990. En 2010, retornó a Colombia con el propósito de contar aquellas historias que no habían sido escuchadas. 

 

Ella manifestó sus anhelos de un país reconciliado, en el que puedan convivir todas las personas sin importar su ideología y en donde se reconozca que todos los ciudadanos pueden aportar a una nueva Colombia.“Debemos encontrarnos desde lugares en los cuales no se nos ha permitido encontrarnos y ver que detrás de ese otro, al que llamamos guerrillero o terrorista, también hay una historia profunda de dolor y persecución”, dijo.

“Estamos luchando por un país distinto, en el que quepamos todos”, agregó.

 

 

“Me han golpeado, pero yo he decidido no odiar”: Antún Ramos

Por su parte, el sacerdote, Antún Ramos, relató los episodios victimizantes que sufrió en el departamento del Chocó, en los que murió su madre y decenas de feligreses de su parroquia. Él aseguró que, a pesar de tener todas las razones para odiar a sus victimarios, decidió pasar la página y perdonar a quienes le hicieron daño.

 

“Cuando llegué aquí, saludé a Pastor Alape, quien estuvo a cargo de los hostigamientos en Chocó en los que murió mi madre y que atacó a la parroquia de Bojayá; pero, ¿me voy a quedar en ese odio, sin darle la mano? Hoy en día, él y yo nos hemos reconciliado y siento que ese paso es el que debe dar cualquier ciudadano”, expresó.

 

El párroco reflexionó sobre lo que su comunidad le demostró al país el 2 de octubre de 2016, con las votaciones del Plebiscito por la Paz, en las que el 97% de la población de Bojayá votó a favor del ‘Sí’. “Nos han golpeado como a ningún otro pueblo, pero, aún así, nuestra comunidad decide aportar a la paz y a la reconciliación”, aseguró.

 

Para Ramos, la paz se ve cada día desde las acciones que realizan los ciudadanos. Para él, este es el momento de cambiar y darle un nuevo rumbo a Colombia.

 

Actualmente, Pizarro y Ramos trabajan con comunidades vulnerables y víctimas del conflicto armado. Ambos, desde sus proyectos y testimonios, promueven a diario la construcción de paz.