Velas encendidas en el Día de las Velitas en Colombia

Día de las velitas: El comienzo oficial de la magia de la Navidad


La velita que enciendes por tradición, como un motivo de encuentro con tus seres queridos, o por creencia religiosa, tiene muchos significados. ¿Y tu por qué prendes las velitas este año?

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Cada 7 de diciembre, las calles del país se llenan de luz y deseos para el próximo año, millones de velitas son encendidas para agradecer todo lo bueno y para pedir con fervor los más grandes anhelos de su corazón.

“Que nunca me falte el trabajo”; “Lo que pido es ese trabajo de mis sueños”; “Mucha salud para mis seres queridos”; “Viajes y nuevas aventuras”; “Dinero, para pagar las deudas”; “Deseo encontrar al amor de mi vida o que el me encuentre"; entre muchas otras solicitudes para empezar con el pie derecho el año nuevo.

Pero uno no pide deseos a la loca, tienes que tener en cuenta el color y su significado”, me explicaba una señora que tenía su negocio en la calle, decorado con velas de todos los colores y tamaños, y un par de faroles muy bonitos hechos de distintos materiales; el rojo para el amor, blanco cuando necesitas ayuda divina, amarillas para el dinero, verde para la salud y la prosperidad, azul para las situaciones que generan intranquilidad.


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Muchos preparan la zona donde van a situar las velas que encenderán este año, algunos cogen pedazos de madera “para no ensuciar el piso, después es un suplicio quitar la cera de la vela”, otros compran faroles con diseños para ubicarlas, algunos crean sus propias faroles reciclados usando botellas plásticas, también están quienes usan cajas de cartón, los cartones de los huevos, o quienes, quizás por inconsciencia, colocan las velas en las aceras o en las bancas del parque, lo que deja un recuerdo que se parece ligeramente a una obra de arte abstracto.

“¿Mami, y a que horas encendemos las velas?”, cuestionan los más pequeños que disfrutan de esta tradición sin ni siquiera preguntarse su significado, “si se apaga yo quiero volverla a prender” declaran con emoción.

Las parejas planean como celebrar juntos, y cuál será el primer deseo o agradecimiento con la velita que enciendan. Este día está hecho para compartir con los seres queridos, lo menos importante es el frio de la noche en algunas partes del país y las lluvias que, en ocasiones, acompañan la festividad.

Las familias se preparan para llegar a casa y salir reunidos a tomarse un canelazo, un tintico o un chocolate, para amenizar la fría noche de velitas, sentados alrededor de velas de todos los tamaños a la espera de que alguna se acabe para cambiarla por otra, o a que en su lucha contra el fuerte viento se apague su llama, para volver a encenderla.

¡Algunos niños hasta las apagan!, ese es un secreto a voces de esta tradición. “Se acabaron las velitas, ¿y ahora?” pregunta una niña a su madre, “Espera que se apaguen o que se acaben”, le contesta.

Retumban los fuegos artificiales, que con días de anterioridad anuncian la llegada de la Navidad, corren grandes y pequeños a la ventana más cercana buscando de donde proviene ese sonido que maravilla con sus luces de colores y sus formas.

“Tranquilo, Spot, yo estoy contigo”, le dice una niña a su perro asustado por el estruendo mientras lo consiente. “Allá en el cielo las luces se ven muy lindas, pero con eso no se juega, es peligroso”, advierte un hombre con voz suave a un niño de gorro azul que mueve una bomba con luces.

Uno de los mejores planes en este día es recorrer las rutas navideñas que ofrecen varias ciudades del país, “El plan de hoy es ir al 'Chirstmas Fest' con mis amigos, leí que tienen villas navideñas y hasta una zona de nieve artificial”, indica emocionado un joven al preguntarle ¿cómo va a celebrar el Día de Velitas?

El encendido de los alumbrados navideños es para muchos el mejor plan para unirse con la familia o amigos en esta temporada, para otros es un motivo de tensiones por los trancones y por la cantidad de personas que asisten, ¡en fin, gustos! “Ay no, a eso va mucha gente, que estrés”, manifiesta una señora que prefiere quedarse en casa jugando cartas y preparando buñuelos con sus seres queridos, para ella este día es una excusa para reencontrarse.

Hablando de reencontrarse, “¿Qué tal un asado para mañana o ahorita en la noche? ¡Rico!”, proponen algunos aprovechando el festivo de mañana, ya no solo se encienden las llamas de las velas, sino también las del asador para poner la carne, unos plátanos pintones para unos patacones, la morcilla; además de que toca hacer el guacamole, que no tenga mucho picante porque le hace daño a la tía, entre otros productos, “que no estén muy caros, porque el bolsillo también duele”, señala una señora mirando su monedero.

Para otros, el Día de las Velitas es un motivo de fiesta, para encontrarse en una casa con todos los amigos, prender una fogata, bailar, hablar, reírse, tomarse alguito, “Igual mañana no se trabaja porque es festivo”, expresa una chica con varias bolsas, que va a entrar a una tienda.

“Para mi es un día común y corriente”, comparte un señor de barba que no comparte esta celebración por motivos y creencias religiosas.

También están quienes no disfrutan de esta celebración, porque no creen, porque no les gusta o porque llevan un dolor tan grande en el corazón que estas fechas son más un motivo de tristeza que de alegría, “Yo no celebro el Día de Velitas, me trae recuerdos muy tristes”, comenta un joven en el supermercado mientras saca las monedas para pagar un mercado, como respuesta a la mujer detrás del mostrador que le ofrecía unas velitas para encender en la noche.


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Algunos otros consideran esta celebración como el inicio oficial de las fiestas navideñas, donde comienza la magia de la Navidad que nos hace creer que todo es posible, la festividad que nos recuerda la importancia de la familia, del perdón y de los nuevos comienzos.

“No acerques la cara a las velas”, “Recógete el cabello”, “Con el fuego no se juega” alertan los padres a los niños atraídos por la llama de las velas, por el calor que produce y por la calma que provoca, porque nunca faltan los heridos por esta celebración.

Días atrás, establecimientos y comercios sacan las velitas y faroles, que para muchos representan la oportunidad de ganarse unos pesitos extras, “¡Veci!, le tengo la bolsita de 10 velas a tan solo $6.500, ¿Cuántas lleva?”, anuncia por las calles un hombre de bigote, “Uy, cada vez más costosas”, le responde una señora con cara de asombro.

Los creyentes consideran esta celebración como la noche en que el Arcángel Gabriel anunció a María que era la elegida para concebir a Jesús por obra y gracia del espíritu santo, por esto, en esta noche de diciembre se encienden velas para iluminar el camino por donde pasará la Virgen.

Sin embargo, el origen de esta tradición de iluminar la noche de diciembre, comenzó tras la proclamación el 8 de este mes de 1854 del ‘Ineffabilis Deus’, emitida por el Papa Pío IX, que declara que la Virgen María fue concebida sin pecado original.

Según cuenta la historia, en ese momento miles de creyentes de varias partes del mundo encendieron por primera vez la luz de las velas, que acompañan la tradición que hoy celebramos rodeados de nuestra familias y amigos.

El encendido de las velitas no solo alumbra el camino que emprende la Virgen y la llegada del Niño Dios, también son un pequeño recordatorio de la esperanza que trae consigo la época navideña, el optimismo de un mejor mañana y el anhelo con mucha fe de un año lleno de alegrías y prosperidad.

Sea cual sea tu motivo para celebrar en estas fiestas o tu forma de disfrutarlo, el consejo siempre es tener mucho cuidado con las quemaduras, los incendios, los niños y las mascotas. Que estas fiestas decembrinas sean motivo de muchas alegrías para ti y los tuyos.

Nazlhy Viviana López - Canal Institucional