Lecciones aprendidas del proceso de paz en Colombia


Foto: Flickr/ Presidencia El Salavdor

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Negociadores del equipo del Gobierno colombiano y las Farc, representantes de organizaciones no gubernamentales y expertos en resolución de conflictos internacionales analizaron las negociaciones en La Habana y los retos del país en el posconflicto.

Por: Ana Lucía Rey González- Equipo Digital Canal Institucional

 

José Ramos-Horta, expresidente de Timor Oriental; David Trimble, reconocido por aportar soluciones pacíficas al conflicto de Irlanda de Norte; Jean Arnault, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU); Humberto de La Calle, jefe negociador del equipo del Gobierno colombiano; Sergio Jaramillo, alto comisionado para la paz; e Iván Márquez, jefe de las Farc, dialogaron en la vigésimo sexta Cumbre Mundial de Premios Nobel de Paz.

 

¿Cuáles fueron los retos en las negociaciones?

El inicio de las conversaciones sin un cese al fuego y de hostilidades bilateral, y la consecución de una agenda concreta fueron, según Humberto de La Calle, dos de los momentos más difíciles del proceso de paz con las Farc.

Si bien, aseguró, "había una ‘desideologización' en la mesa de conversaciones", sabían, con seguridad, que no iban a convencer a las Farc de sus ideas políticas.

“El conflicto en Colombia había traspasado las fronteras”, dijo, pero "había un clamor nacional para cesar la violencia”.

Otro de los temas críticos, para De La Calle, fue la justicia. En este punto, que tomó como modelo acuerdos de paz internacionales, se buscó satisfacer los derechos de las víctimas y lograr que estuvieran en el centro del acuerdo. Por ende, se crearon mecanismos como la Jurisdicción Especial para la Paz, el Sistema Integral de Justicia y  la Comisión de la Verdad,  para contar, desde todas las perspectivas, lo que ocurrió. “No es solo conocer el conflicto, sino reconocer la responsabilidad”, afirmó.

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Además, el jefe negociador del Gobierno destacó el enfoque de género que se le aplicó al acuerdo; pero, al mismo tiempo, rechazó la forma “maliciosa” en la que se usó para derribar el proceso. "Es muy triste que un avance de esta naturaleza fuera afectado de una manera absolutamente torticera y mentirosa”, dijo.

 

El compromiso de la sociedad tras la firma del acuerdo de paz

Para Sergio Jaramillo, con la implementación de los acuerdos, Colombia enfrenta enormes obstáculos. "Me preocupa que esta visión de construcción paz sea compartida por todos los colombianos”, aseveró. Visión en la que coincide De La Calle, pero que, para él, también exige el cumplimiento de los compromisos del Estado.

Por su parte, Iván Márquez agregó que "no existe paz sin justicia social" y que, desde las Farc tienen la determinación de hacer la paz. Enfatizó que "se hace urgente empezar ya la Reforma Rural Integral”, además de estructurar la Jurisdicción Especial para la Paz, la Unidad Especial para la Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas y las medidas de reparación integral y garantías  de no repetición para las víctimas.

Finalmente, Jaramillo expresó su preocupación por "el interés por el poder que tiende a derrotar el interés por la paz”, agregando que" hay quienes están dispuestos a atacar el proceso de paz con tal de llegar al poder”.

 

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La mirada internacional

Para Jean Arnault, de la misión especial de la ONU, "el proceso de paz en Colombia es un modelo para el mundo”.

El representante de esta organización exaltó la participación de las organizaciones de víctimas en la mesa de La Habana, mediante el reconocimiento ‘cara a cara’ de la responsabilidad. "Otra de las lecciones que el mundo tiene que aprender de Colombia es la justicia restaurativa”, dijo.

Y en cuanto a la implementación de los acuerdos, para David Trimble, "Colombia tiene que encontrar su propio camino en la construcción de la paz”. Pues, aunque, asegura, la implementación es difícil, “en Colombia, hay mucha capacidad para que este proceso siga adelante y pueda prosperar”.

Por su parte, José Ramos-Horta, expresidente de Timor Oriental, aseguró que "implementar un acuerdo de paz requiere visión y coraje”, pero que el país tiene ambos. 

“La convicción de que la guerra ha terminado no puede esperar el inicio de la implementación del acuerdo”, concluyó Arnault.