Comunidad LGBTI trans

La lucha por defender los derechos de la comunidad trans en Colombia


Foto: Colprensa

Laura Weinstein es una mujer trans que ha dedicado gran parte de su vida al trabajo en pro de la comunidad LGBTI. Conoce aquí un poco de su historia. 

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Durante los últimos años, a nivel mundial, se han venido dando grandes avances sobre políticas para la inclusión y aceptación de la diversidad de género. Desde hace décadas hacer parte de la comunidad LGBTI ha representado ser estigmatizado y llegar a poner en riesgo la integridad física y emocional. Situación que se ha ido reduciendo, pero que lamentablemente se sigue presentando

Nuestro país avanza en el reconocimiento de derechos y colonización de espacios para personas que tradicionalmente han sido relegadas por su identidad de género y orientación sexual. Sin embargo, estos avances se han logrado gracias a líderes que han dedicado su vida para luchar en pro de su comunidad.

Es el caso de Laura Weinstein, directora ejecutiva de la Fundación Grupo de Acción y apoyo a Personas Trans (G.A.A.T) y trabajadora social en formación de la Fundación Universitaria Monserrate. Laura ha trabajado en representación de la comunidad trans en diferentes espacios como ponente en temas de género, formadora en derechos humanos y defensora de estos.

Además, ha ayudado en la creación de organizaciones como la fundación ‘Transrevolucionando Géneros’, es miembro fundadora de la coalición de organizaciones trans ‘Aquelarre Trans’ y es miembro del Mecanismo Coordinador de País en representación de la Red Nacional Trans de Colombia.

En Canal Institucional haremos un recorrido por el camino de Laura en su proceso personal como mujer trans, sus inicios en el activismo y los retos que vienen para el futuro, trabajando con GAAT en pro de la comunidad.

Laura Weinstein, mujer trans

Laura, como la mayoría de las personas trans, desde muy pequeña empezó a notar que algo en sí misma no era igual que los demás niños a su alrededor. Notó que, a pesar de físicamente ser un niño, ella no lo era.

Fue un largo camino de sentimientos no exteriorizados, de sentir que esa diferencia no podría ser ignorada eternamente, sumado al temor por la incertidumbre de lo que podría suceder. A lo largo de su infancia y adolescencia vivió con la sensación de estar en un “estuche equivocado”, antes de poder tomar la decisión de iniciar el proceso de tránsito.

Cuéntanos un poco sobre tu historia, ¿en qué momento inicia tu tránsito?

Se podría decir que los tránsitos inician en el momento que la persona siente que hay algo que es diferente. En mi caso, comencé a sentir esa diferencia a una muy corta edad, sabía que algo no estaba también o por lo menos estaba de acuerdo con lo que me dictaban, en cuanto a las implicaciones que tenía el género.

Pero de este punto al momento en que inicio realmente a asumir una identidad pasó un buen tiempo, yo empecé todo el tema de femenización y hormonización, además de comenzar a vivir ese género en el cual me identificaba, cuando tenía cerca de 20 años.

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¿Cómo lo tomaron las personas cercanas a ti?

Esto fue todo un proceso, en el que uno pasa por diferentes fases, antes del tránsito total, como la vestimenta entre chico y chica, pero cuando se lo conté a mi familia no fue fácil.

En el momento que decidí que iba a empezar mi tránsito, no lo tomaron muy amablemente, por el contrario, fue muy difícil, hubo muchos obstáculos.

A la primera persona que se lo conté fue a mi mama y su reacción no fue quizá la que yo esperaba y de ahí en adelante muy pocos fueron quienes desearon acompañarme en ese proceso inicial.

¿Qué tan difícil es hacer este proceso en nuestro país? Tanto desde lo médico, lo social, familiar, etc.

Yo creo que lo más complejo es reconocerse: entender qué es lo que pasa, qué es lo que sientes. Posteriormente, con el autorreconocimiento se irán incrementando las dificultades, a medida que intentas acceder a otro tipo de instancias para evidenciar este cambio; en temas como la salud, la educación y muchas áreas que implican la vivencia igualitaria de los derechos.

Es una situación muy compleja porque en muchos casos estos lugares no saben cómo asumir estas identidades. En Colombia, como en la mayoría de los países de Latinoamérica, nos falta mucho en el camino para reconocer el derecho a que las personas trans puedan existir, a que puedan asumir su identidad y poder construirla libremente.

El inicio del activismo

A pesar de no encontrarse en su proceso de autorreconocimiento y de no haber iniciado abiertamente su tránsito, Laura ligó su corazón al trabajo activo en pro de la comunidad LGBTI desde su adolescencia.

Con solo 14 años empezó a tomar conciencia de las grandes necesidades que tiene la comunidad y que gran parte de su vida la dedicaría a trabajar para crear un país más justo e incluyente. Este fue el punto de partida para muchas iniciativas, grupos y proyectos en los que Laura dejaría un fragmento de su corazón.

¿Cómo inicias a trabajar activamente en pro de la comunidad trans?

Cuando tenía unos 14 años me encuentro con la realidad de las personas trans, entendiendo que no eran condiciones sencillas y comienzo un trabajo pequeño desde ese momento. Empiezo a moverme en otros escenarios como en las redes sociales y demás.

Sin embargo, yo no sabía que eso sería un tipo de activismo o de trabajo reivindicativo por los derechos de las personas trans, eso lo descubro cuando me uno a todo este movimiento LGBTI.

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¿Qué ha sido lo más difícil y lo más satisfactorio?

Lo que ha sido y sigue siendo muy difícil es la falta de oportunidades, la falta de garantías para la existencia de las personas trans. Es un aspecto muy frustrante y difícil de trabajar. Y de las cosas más bonitas es ver cómo vamos conquistando esos diferentes escenarios, lugares y el hecho del reconocimiento de la identidad, por ejemplo, poder fijar la identidad en los documentos para mí fue algo muy lindo y fue un gran logro del movimiento trans.

El trabajo de GAAT

Con el paso del tiempo y luego de entregarse de lleno al trabajo en pro de la comunidad LGBTI Laura comenzó su carrera en el activismo. Haciendo parte de diferentes fundaciones, organizaciones y foros llega GAAT a la vida de Weinstein.

La Fundación Grupo de Acción y Apoyo a personas Trans - GAAT, es una organización social que trabaja por la defensa y reivindicación de los derechos humanos y la ciudadanía plena de las personas con experiencias de vida trans.

Desde hace 12 años, el GAAT desarrolla su trabajo a través de estrategias y herramientas que potencian las capacidades individuales y colectivas de la población trans. Esto con el fin de promover construcciones identitarias dignas que fomenten los tránsitos seguros y autónomos.

¿Qué significa hablar de personas con experiencias de vida trans?

Nosotros hablamos de personas con experiencia de vida trans; porque creemos que hay multiplicidad de transitar en el género, no solamente existe una, sino que existen muchas formas.

Estamos convencidos de que cada persona es un tránsito diferente, no es tan binario como se pensaría, sino que es tan diverso como el mismo género.

El género eso es una cosa absolutamente diversa porque ninguna persona, por más que se identifique en la masculinidad o en la feminidad, en la construcción que ha hecho de su género es igual a otra persona.

¿Cómo funciona GAAT?

Teniendo lo anterior en mente podemos decir que GAAT es una organización de base comunitaria que trabaja por la reivindicación de los derechos de las personas con experiencia de vida trans.

Dentro del GAAT le apostamos a diferentes acciones. Tenemos tres líneas de trabajo:

·         Una de ellas es el apoyo, pero no solamente a las personas con experiencias trans sino también a sus redes y a sus familias;

·         También trabajamos con infancia y adolescencia trans, porque creemos que es importante abarcar todas estas áreas en las que se permite mayor garantía de derechos, pero también buscamos que los tránsitos sean absolutamente informados y conscientes;

·         Por último, tenemos un enfoque que se llama transformaciones culturales en ciencia política, que busca incidir políticamente para las transformaciones de leyes y de espacios, acompañado de lo cultural, desde las bases de la gente del común, porque en la medida que la gente también se transforma tiene un mayor impacto.

¿Qué luchas sigue librando la comunidad trans en Colombia?

El derecho a la vida creo que es uno de los derechos más vulnerados, el derecho a poder existir, el derecho a poder vivir, el ser como deseamos, que va anclado al tema del respeto.

Estas son las bases de lo que seguiremos luchando constantemente y que estaba articulado también con el tema de la reivindicación de diferentes espacios, pero también la apuesta por el reconocimiento tanto jurídico legal, desde el orden de leyes, como la relación con la gente del común, porque de nada nos sirven las leyes si estas en la cotidianidad no se pueden vivir.

¿Qué le dirías a la Laura de tu infancia?  

Que muchas gracias. Muchas gracias por haber resistido, por haber vivido, por haber aguantado. Sé que no fue fácil y es que, siempre lo digo, todavía sigo reconciliándome y amando es ser que fue, porque soy consciente de que no lo pasó bonito, le tocó muy difícil. Ella pasó por momentos bastante inestables y dolorosos, pero que gracias a esto hoy estoy donde estoy y he logrado llegar a este momento, para decirle que le abrazó y le agradezco por haber soportado.

Todo esto se lo digo con todo el amor, toda la compasión y todo mi cariño porque no fue fácil, pero lo superó y hoy estamos viviendo otro momento, en el que podemos seguir celebrando esta vida.

¿Qué mensaje le darías a las personas que pueden estar pasando por este proceso de identificarse y todo lo que conlleva?

Primero, que nunca hay un momento para hacer el tránsito, porque los tránsitos son parte de la felicidad y nunca es muy tarde o muy temprano. Mi mensaje es a continuar, seguir luchando y que puedan en cualquier espacio puedan decidir y apropiárselos, porque es su derecho a vivir, a habitar, a tener unas vidas seguras y bonitas.

Les digo que no es fácil; hay muchos miedos, vacíos y temores, pero hoy no están tan solos como antes. Antes no teníamos adónde ir o recurrir; ahora hay organizaciones, hay líderes y lideresas, un sinnúmero de personas que estamos dispuestos a escucharlos, a darles una mano y a decirles que no están solos.

Ese es el centro: para ellos y ellas, no están solos, hay mucha gente que ha vivido procesos similares y que hoy estamos acá, sin importar las dificultades y las circunstancias que puedan estar atravesando.

Dense la oportunidad de pensar en lo que quieren y seguramente la vida, en su majestuoso cariño, les dará la oportunidad. No será fácil, pero tampoco imposible, así que sigan adelante, no se rindan en esa oportunidad de vivir cada segundo para llegar a ese momento anhelado.

ERIKA PULIDO PRADA