La magia de la compatibilidad en ‘Renacer’: testimonios de trasplantes de médula ósea

La magia de la compatibilidad en ‘Renacer’: historias de trasplantes de médula ósea


Conoce los testimonios de Vanessa y Javier, quienes nos recuerdan el poder del amor y la solidaridad humana, contándonos sobre cómo recuperaron su vida después de un trasplante de médula.

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Piel pálida, una sensación constante de cansancio y poca energía, eran los principales síntomas que acompañaban la vida de Vanessa, quien se caracterizaba por ser una niña muy saludable, hasta que aproximadamente a los 13 años comenzó a tener algunos quebrantos en su salud.

Mi vida antes de tener la enfermedad a los 14 años era una vida normal, siempre fui una niña de salir, jugar, muy saludable, nunca tuve nada en particular que ameritara ser atendido. Era una vida que no tenía ninguna como alteración”, destacó Vanessa Sánchez.

Al principio, consideraron que los síntomas estaban asociados al crecimiento y su desarrollo, sin embargo, el instinto de una madre nunca falla, por lo que siguiendo su intuición le sugirieron al médico que le realizara a Vanessa unos exámenes de sangre.

Gracias a la insistencia de su madre y a los resultados del análisis de sangre, lograron identificar que Vanessa tenía leucemia linfoide aguda, una enfermedad que se presenta de manera frecuente durante la niñez, pero que en definitiva era un cáncer en la sangre.

“Para nosotros fue muy difícil recibir ese pronóstico con Vanessa, pues porque todo es desconocido. Sinónimo de cáncer en ese momento era muerte. Todo era nuevo, diferente y difícil, cuando tú no conoces las cosas, pues todo se te hace difícil”, resaltó Jairo Sánchez, padre de Vanessa.

Durante aproximadamente dos años y medio de tratamiento y quimioterapias intravenosas, Vanessa pudo continuar con normalidad sus estudios, debido a los buenos resultados de los medicamentos que le administraban.

No obstante, años después mientras se encontraba cursando el tercer semestre de la universidad, justo para la semana de su cumpleaños, regresaron los síntomas que la afectaron en su niñez, pero con más fuerza.

En esta nueva etapa, el objetivo era iniciar de inmediato otro tratamiento, el cual le advirtieron que sería de rescate, “tres veces más fuerte de lo que viviste durante esos dos años, mucho más intenso, con medicamentos mucho más potentes”.

Adicionalmente, los médicos le indicaron que debía prepararse para un trasplante de médula, lo que marca el angustiante comienzo de la búsqueda de un donante, que en su caso fue su hermana, dado que, se necesitaba una persona que tuviera la misma carga genética de madre y padre.

Nos hicieron los exámenes de compatibilidad y salimos 100% compatibles, lo que favorecía un poco más que el trasplante fuera exitoso, sin que eso fuera una garantía”, precisó Vanessa.

Finalmente, el proceso se desarrolló de manera positiva permitiéndole a Vanessa Renacer.

Uno renace de muchas maneras: renace por uno, renace por su familia, renace por las personas que a lo mejor también tuvieron esa oportunidad de tener un trasplante, pero que en esta carrera de pronto la energía no les alcanzó para llegar hasta la meta”.

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Unidos por la vida a pesar de encontrarse a kilómetros de distancia: la historia del trasplante de Javier

Javier Chávez realizaba un chequeo médico anual de su salud, una práctica que le permitió a los médicos detectar en la Semana Santa del 2013 unos recuentos de leucocitos y plaquetas fuera de los límites normales.

Tras unos exámenes más especializados el diagnóstico de Javier era que sufría de leucemia mieloide aguda, el cual, tendría inicialmente cuatro ciclos de quimioterapias, cada uno de una duración de 28 días.

Esos primeros 28 días el cuerpo cambia” sumado a “las molestias, los dolores, la incertidumbre, el temor”, junto a un factor que afectó a Javier más que cualquier dolor físico, ver a su familia sufriendo por lo que él estaba pasando.

Desafortunadamente, en el caso de Javier, una biopsia evidenció que el primer ciclo de quimioterapias no resultó efectivo, por lo tanto, el paso a seguir era buscar un donante de médula para poder continuar con el proceso.

“Mi hermano se hizo los exámenes, los cuales dieron un resultado de compatibilidad del 35%, que, para este proceso pues no es la mejor opción”, destacó Javier.

En paralelo, su médico tratante buscaba otras alternativas en las bases de datos de distintos registros del mundo que permitieran identificar una compatibilidad.

En este caso, el resultado fue una mujer donante de 25 años que se encontraba en Estados Unidos, y que mostraba una compatibilidad con Javier del 99%.

Después de tres ciclos de quimioterapia, finalmente, el 2 de octubre de 2003 recibió de esta persona que se encontraba a kilómetros de distancia, la donación de médula que necesitaba para recargarse de energía y de vida.

Se genera un sentimiento de amor extraño porque no conoces a esa persona. Yo realizo una carta, para entregárselo a mí a mi médico tratante, lo que veo de esa persona, cómo me imagino que es ella y la importancia que tiene en mi vida y en mi familia”, comenta Javier.

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¿Qué es un trasplante de médula ósea?

De acuerdo con la explicación del doctor Bernardo Camacho, “un trasplante de estos es una micro transfusión de células especiales en el torrente sanguíneo. Cuando las células ingresan al torrente, buscan su nicho natural que es la médula ósea y allí suceden dos cosas”:

  1. Un porcentaje de esas células se renuevan a sí mismas para seguir como células madre.
  2. La otra parte se diferencia a los elementos formadores de la sangre para producir glóbulos rojos, que tienen la función de transportar oxígeno, y glóbulos blancos para los sistemas de defensa.

Los glóbulos rojos toman el oxígeno, lo llevan a las distintas partes y tejidos del organismo y entregan este oxígeno que es vital para el funcionamiento celular, además recogen el CO2, que luego llevan al pulmón para ser expulsado por el individuo”, indica Camacho.

Por otro lado, los glóbulos blancos hacen parte del sistema inmunitario del cuerpo, así que su trabajo es ayudar a combatir enfermedades e infecciones, realizando una diferenciación de los distintos tipos de células para defender el organismo.

Otras células importantes en este proceso son los denominados megacariocitos, que tienen la función de producir plaquetas, ayudando en la cicatrización de las heridas y la disminución del sangrado, por lo que “son fundamentales en la coagulación primaria”.

Todas las células mencionadas anteriormente forman la sangre, y por tanto, son la base de lo que se denomina el trasplante de médula óseo, las cuales, se pueden obtener principalmente en el cordón umbilical al momento del nacimiento.

La otra forma de obtener células es en un adulto, a través de un proceso que se denomina movilización”, en ese caso según el doctor Camacho, se cuenta con un registro nacional de donantes.

“Se toma una muestra de la cavidad oral o de sangre, se hace un análisis especial que se denomina el sistema HLA, que permite buscar la compatibilización entre un posible receptor, un paciente con una enfermedad grave, un cáncer que requiere de este tratamiento, y un posible donante en el cual esas células se compatibilizan”, destaca Camacho.

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Pero, ¿quiénes pueden ser donantes de médula ósea? De acuerdo con la doctora Carolina Guarín, “todos podemos ser potenciales donantes de médula, todos tenemos unas características especiales de nuestras células madre, todos provenimos de una genética completamente diferente pero que en algún punto se puede ser compatible”.

La donación de órganos es una forma de concederle a alguien más, que posiblemente no conozcamos, una oportunidad de tener una nueva vida, de construir un futuro distinto, de resurgir, una manera de regalar amor sin esperar nada a cambio.

“Tú quieres a tu padre, quieres a tu esposo, tu hijo, pero un amor más profundo es darle vida a alguien que no conoces, eso es un verdadero amor”, culmina Javier.

REDACCIÓN CANAL INSTITUCIONAL